Cuando llegan estas fechas, no por ser Navidad sino por finalizar un año, me da por reflexionar. Bien es verdad que mis reflexiones no están cotejadas por los cotejadores oficiales. Bien es verdad que mis reflexiones pudieran no ser profundas, quizás tengan nulo valor, o sean incoherentes, o incluso vacuas. Si puede ser.
Siempre he pensado que algunas voces externas, las archifamosas voces de referencia, esas voces universales, esas voces que dicen conducir nuestro planeta Tierra, esas voces de VIPS, de políticos, de grandes ejecutivos, de creadores consagrados, de jefes, etc. si, esas voces de referencia eran más listas que la mía. Para mayor humillación, esas voces suelen ser delgadas, guapas, hablan inglés como mínimo, están registradas en todos los medios, en todos los tops de los tops...
Con ojos cerrados y oídos quizás algo taponados, seguía a esas voces de referencia, las seguía arrebatada, las seguía arrebolada, las seguía erre que erre.
En este repaso anual, al que me refería al comienzo, he sentido que algo no encaja, que algo ha ido mal, que algo ha ido bastante mal, que todo va mal, muy mal.
Esas voces de referencia, listas, guapas, delgadas y políglotas, me han venido diciendo meses si y otros también:
-que tenían que protegerme de peligros escondidos
-que debía abrirles mis secretos para mejor protección, mayor garantísmo, mejor seguridad
-que el mundo sería en breve más visitable, por ende más seguro
-que la crisis era cosa de otros
-que no habría paro ni recesión
-que cuidarían de mis ahorros
-que disminuirían las desigualdades
-que el mundo sería más sostenible, más solidario
-que seguiriamos avanzando por la senda del estado del bienestar
-que mejoraría la defensa de los derechos humanos
-que y que y que
En estas mis reflexiones de estos días, quizás poco profundas, sin valor, incoherentes, vacuas... en esas reflexiones, digo, me he dado cuenta de algo insólito y muy trascendental para mi misma. Que esa voz mía, que no es lista, ni guapa, ni delgada, ni políglota, esa voz tan mía, tan cerrada, tan sepultada entre el rumor universal...
Esa voz mía me está diciendo cosas que mi mente empieza a vislumbrar como auténticas, como objetivas, como reales, como posibles.
Por eso me he propuesto para 2009 que voy a escuchar a mi propia voz, esa voz tan mía, tan entrañable, tan personal. Esa, mi propia voz, será mi voz de referencia. La voz que me ayudará a la observancia, al análisis, a desbrozar tanto murmullo, a destruir tanta y tanta mentira...
Por eso y con toda la humildad declaro la guerra a las voces de referencia que tanto y tanto nos han venido mintiendo.
Mi propia voz, si, será ella quién me enseñe el camino.