Con razón la última encuesta del CIS señala que la segunda preocupación de los españoles es la corrupción. Y es que vivimos en una auténtica "cleptocracia".
Los casos de corrupción en cualquiera de las administraciones públicas, aunque con mucha mayor frecuencia en la municipal y en la autonómica, se multiplican.
Lo más grave de ello es que la sociedad en su conjunto lo acepta como algo "corriente". Difícilmente, si no fuera así, se explicaría que políticos corruptos sigan en las listas de sus partidos respectivos como elementos activos y además que en su momento sigan siendo votados por los ciudadanos.
Lo más grave de ello es que la sociedad en su conjunto lo acepta como algo "corriente". Difícilmente, si no fuera así, se explicaría que políticos corruptos sigan en las listas de sus partidos respectivos como elementos activos y además que en su momento sigan siendo votados por los ciudadanos.
Y así llegamos a una situación muy alarmante en la vida pública española.
Ayer en el estupendo programa de Jordi Évole, "Las dos justicias", el ex fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, José María Mena, definía la situación de corrupción en España como "Cleptocracia".
Casos como el de Palma Arena en Baleares, o el de Millet en Cataluña, o el de Gürtel en Valencia o los ERES en Andalucía, son sólo los casos más sonados, pero hay miles de casos que no salen a la luz pública porque son de menor cuantía, pero que muestran el sentir permisivo de los ciudadanos ante la corrupción.
Vimos el otro día como el presidente de Alemania dimitía, bien dimitido por cierto, por utilizar su cargo de forma incorrecta. Tema por el que dimitió de menor gravedad que los casos que vemos con demasiada frecuencia en España.
Lo más preocupante es que nuestra sociedad, me refiero a la española, es muy permisiva en los casos de corrupción y se convence de que el que puede intenta beneficiarse, hasta que le "pillen".
Tiene que haber un pacto de estado para adoptar duras medidas contra cualquier tipo de corrupción. Una durísima mano para todo aquel que ejerciendo un cargo público, funcionario, político, etc., etc., se deje "regalar" como agradecimiento de los favores hechos al ciudadano de turno.
No sólo hablo de malversación, de fraude, de robo... de los grandes delitos, que por supuesto. Hablo también de algo muy extendido en el hacer cotidiano. Hablo de que no podemos admitir como válido ni aquel que nos ofrece no hacernos factura para beneficiarnos de no pagar el IVA o de aquel que recibe regalos como compensación a su obligada dedicación profesional.
Regalos costosos como bolsos a la señora Barbera o ya sin nombre y apellidos, regalos que algunos profesionales reciben como agradecimiento a su "obligada" dedicación están a la orden del día y mientras esto no se erradique, existirá siempre la corrupción. ¿Dónde ponemos el límite a un regalo, en 1000 euros, en 200, en 50, en un millón?
Creo que la sociedad española tiene un grave problema y ese se llama "corrucpción". Tiene que haber un cambio absoluto en nuestra mentalidad, de forma que cualquier corrupto sea aislado por la propia sociedad. No habría casos como los Fabra, los Camps, los Mata, los Millet, ejerciendo cargos públicos.
12 comentarios:
Tiene que haber no solo una regneración política sino tambien social. Una gran parte de la ciudadania acepta como normal las actuaciones corruptas de la clase política y empresarial.
27 de febrero de 2012, 16:17Salud, República y Socialismo
Pienso como Rousseau que decía que el hombre es bueno por naturaleza y que es la sociedad quien lo corrompe...", por eso sigo creyendo en la política y en los políticos, ¿me tendré que cambiar a Hobbes?.
27 de febrero de 2012, 17:13Saludos
Carmen, ¿de verdad crees que la mayoría de este país va a cambiar su mentalidad de la noche a la mañana y dejar de dar el voto al ladrón de turno?. Llevamos la corrupción en los genes, es el delicto que mejor sabemos perdonar. Al que condenan hoy por corrupto mañana arrasa en las urnas.
27 de febrero de 2012, 17:23Fijate que famoso es el Dioni y estoy segura que sacaría un montón de votos si decidiera presentarse a las elecciones.
Efectivamente vivimos en una cleptocracia y los cleptomanos se presentan cada cuatro años para que les votemos y arrasan.
Bicos
Totalmente de acuerdo. Es un problema de todos y debemos ser autocríticos. Si yo robo unos rotuladores de mi trabajo luego no puede ser verdaderamente crítico con los que roban más. Yo creo que por eso en el fondo nadie dice nada: por mala conciencia.
27 de febrero de 2012, 17:27A mí, Ciber, esto me parece un tema gravísimo y sangrante. Citas el caso Millet, ese señor que ha robado lo que ha querido, no ha tenido problema en reconocerlo y no le ha pasado absolutamente nada, ni una triste y mísera noche en el cuartelillo. Porque ya sabemos que Catalunya es un oasis... o será que todos le temen porque todos tienen cosas que ocultar.
Y luego los otros casos más famosos... En síntesis: no podemos crear una sociedad verdaderamente justa de esta forma, con semejante impunidad. Y lo que más me duele es que siento que a la gente, en el fondo, le da igual, o lo asume como normal. Leí un chiste gráfico, no sé si en El Pais o en Público, o quizá en El Periódico, en que un dibujito que simbolizaba a Rajoy le decía a la Merkel algo así como: Les robamos, pero no pasa nada, porque nos siguen votando... ¿Por qué se sigue votando a partidos que han robado? Porque la ciudadanía siente que lo hacen todos, que existe una impunidad. Yo creo que con este tema se debería ser absolutamente radical.
Lo malo es que somos una sociedad "cleptócrata" todo el mundo considera lo mas normal del mundo llevarse todo lo que puedan de las empresas donde trabajan, bombillas, clips, papel higiénico, folios, en fin, todo lo que puedan, así que va en relación con la empresa en que trabajes, en general, el caso es que no te pillen, así que la corrupción viene ya desde casa de ahí la alta densidad de corruptos... ¿Principios? ¿Y eso que es?
27 de febrero de 2012, 17:28Besos y salud
Creo que algo está cambiando, pero despacio. En este país siempre se ha aupado y aclamado al pillo, al que es capaz de timar a otro u otros. Hacer fraude a la Hacienda pública ha sido casi una obligación.
27 de febrero de 2012, 17:34Y encima tenemos a estos profesionales de la corrupción a los que a pesar de todo, les siguen votando o admitiendo sus rapiñas.
Un beso
Salud y República
Llevamos la picaresca en los genes. Si no lo hago es porque no puedo, que si no lo haría. Así piensa mucha, muchísima gente. El resto una minoria o la excepción que confirma la regla.
27 de febrero de 2012, 19:23Triste, triste, la verdad.
Y lo malo es que a todos los políticos se les mide por el mismo rasero,siendo totalmente injusto.Y quizás esa injusticia venga de la partitocracia(el poder omnímodo de las cúpulas de los partidos).
27 de febrero de 2012, 20:37El programa de anoche de Jordi Évole pone al descubierto el atraso tan secular en la ética que este país padece.
Es incomprensible que los ciudadanos no castiguen estos comportamientos porque,como digo,se parte de la base injusta de decir que todos son iguales.
Besos y buena noche
Endurecimiento de penas, cárcel, inhabilitación y devolución.
27 de febrero de 2012, 21:16Mientras los tribunales, los periodicos, los partidos politicos, la policia, universidad, etc.. esten en manos de los ladrones, ¿quien va a censurar, detener, juzgar, encerrar y expulsar del paraiso a los delincuentes?
27 de febrero de 2012, 21:51Jatetú, que ya estoy pensando en abrir una cuenta en Belice, total si los vips pueden a ver por qué yo no. Y si me pilla Hacienda, siempre puedo decir que yo no sabía nada que de eso se encarga mi asesor fiscal, yo sólo le doy el dinero para que lo invierta en el mejor depósito. Vamos ya mismo empiezo a mirar.
27 de febrero de 2012, 22:51No creo quesea un problema de los españoles, me parece que es algo que viene de la mano con el sistema global y especulativo imperante.
29 de febrero de 2012, 18:46Un abrazo.
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