Vuelve aparecer el debate, que hace 30 años ya se dió, sobre la pertinencia de nuestro país a la OTAN. En aquel lejano entonces, la discusión se centró solamente en nuestra pertenencia o no a la Alianza Atlántica. Hoy el debate va más allá. La cuestión se centra en la propia existencia de la organización.
Algunos partidos de izquierda, como por ejemplo la coalición de Izquierda Unida, incluye en su programa la propuesta de disolución de la OTAN y del Consejo de Seguridad de la ONU. Propuesta que de llevarla a cabo supondría el cierre de toda las bases estadounidenses en el mundo. Además supondría radicar las decisiones que atañen a la gobernanza mundial en la Asamblea General de la ONU y no en el Consejo de Seguridad.
Sería tan extraordinario conseguirlo como improbable ya que el rodillo parlamentario del PPSOE lo impediría. Sin embargo, a juico de muchos nunca ha estado tan deteriorada la imagen de la OTAN como ahora.
Hemos asistido, impasibles, al asesinato de un jefe de estado, Muamar el Gadafi, a manos de rebeldes locales, pagados y mantenidos por las fuerzas de la OTAN y los países aliados, asesinato perpetrado después de que la propia OTAN atacará un convoy en el que marchaba Gadafi.
Hemos asistido a este asesinato aplaudido por muchos medios de comunicación, por todos los mandatarios europeos y estadounidenses, por muchos ciudadanos que presumen de demócratas, en una escalada sin precedentes del quebrantamiento del derecho internacional.
Como algunos analistas señalan, hay toda una estrategia de Estados Unidos para la "reordenación del Gran Oriente Medio", estrategia que responde a la necesidad de consolidar su hegemonía. Intervenciones como las de Irak, Afganistán, Libia y quién sabe si en un cercano futuro, también Siria e Irán, responden al mismo plan de control y dominación de la zona por Estados Unidos.
Es cuando Muamar el Gadafi amenaza con cerrar el grifo del petróleo libio, cuando los medios de comunicación de gran audiencia nos hablan de un terrible dictador que tenía el desierto plagado de fosas comunes, con cadáveres de sus víctimas civiles. Cadáveres, que, como "las armas de destrucción masiva iraquíes", tampoco nunca aparecieron. Pasamos, sin solución de continuidad, de ser un personaje recibido con todos los honores por los altos mandatarios occidentales y en la propia ONU, a convertirse en el dictador más sanguinario que haya habido en la historia.
El problema de la manipulación informativa es cómo ésta va generando incredulidad y mucha desazón entre los ciudadanos, de buena voluntad, que tan sólo, y ya es mucho querer, desean conocer los verdaderos motivos de las cosas que suceden.
Por todo ello, yo recibo con alegría la propuesta que hace Izquierda Unida de disolver la OTAN y el Consejo de Seguridad de la ONU.
En fin, si alguno de ustedes quieren profundizar en este tema, quieren conocer otra visión del mundo para que cada uno pueda tener instrumentos suficientes y poder tomar su opción, les aconsejo, estos dos artículos: "Estrategia imperialista en África y Oriente Medio" y "Lo llamaban dictador".
Sobre todo, tranquilidad, que nadie se enfade, ni se encolerice. Lo digo porque este tema pone nervioso a más de uno y sabemos que nunca es bueno perder las formas, no creen?
