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Encantamientos en la Villa y Corte

12 dic 2010


Ya saben ustedes que aquí en la villa de Madrid corren muchas leyendas. Algunas son ciertas.

Ésta que hoy les cuento, lo es: la doncella de la Casa de las Siete Chimeneas.

Llámase así por que dicha casa-palacio ostenta en su tejado siete puntiagudas chimeneas. Al parecer fue construida en el siglo XVI, entre 1574 y 1577, por el arquitecto Antonio Sillero, para albergar la casa-palacio-oficina de Juan Ledesma, secretario de Antonio Pérez.

Dicen que su primer propietario pronto la vendió y ya a finales del siglo XVI pertenecía a la familia de los Colmenares, condes de Polentinos.



Esto es lo que dicen las crónicas. Pero la verdad, la absoluta verdad, conocida por las cotillas de la villa y corte, que tanto y tanto saben, es que era la morada de una doncella: la bella Elena Zapata. Bellísima mujer, amante de Felipe II, el cuál para guardar las apariencias casó a su amante con un militar de noble linaje y les regaló el palacio para la residencia del joven matrimonio.

Y también para sus encuentros amorosos.



 Dicen que Felipe II, embozado para no ser reconocido, acudía a la cita diaria con su amante. Sin embargo, los chismorreos trascendieron y la bella Elena, presa de remordimiento, enfermó y un día gris apareció muerta en su alcoba. Desde entonces su alma en pena recorre los tejados de la Casa de las Siete Chimeneas. Muchos viandantes han podido verla. Suele aparecer en los días de truenos y lluvias.

Esta singular vivienda fue también escenario de otras muertes oscuras y macabras,. Otra amante de Felipe II apareció muerta en los sótanos del palacio, con un puñal clavado en el pecho y las arras de su boda con un rico hacendado, arras regalo del rey, esparcidas a su alrededor.

También fue escenario de las luchas ensangrentadas durante el motín de Esquilache, entonces residencia del ministro de Carlos III.

Pero ninguna historia como la de la bella Elena.

¿Que no me creen? Vengan y vengan a Madrid. En la Plaza del Rey encontrarán esta casa encantada.

Dícenme que allí alberga la actual sede del Ministerio de Cultura. Sí, eso dicen.



Me pregunto si la actual ministra habrá visto ya a la bella Elena y juntas recorran el tejado de las siete chimeneas. Quién sabe, verdad?

¡Ocurren tantas cosas en la villa y corte!

15 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Ahora ya lo sé: Es Felipe 2, siempre de negro hasta los pies vestido, el que rige sobre la cabecita de esa Ministra, sin-de cir nada.

12 de diciembre de 2010, 9:36
macgo dijo...

Muy curioso. Cada vez voy entendiendo más tu "apellido"

12 de diciembre de 2010, 9:38
RGAlmazán dijo...

Querida Carmen, la actual ministra de Cultura sólo se pasea por la Red, y no por otras alturas, y menos va a acompañar a la bella Elena. Es demasiado sosa para recorrer tejados, y además los gatos la abuchearían.

Salud y República

12 de diciembre de 2010, 9:53
Freia dijo...

Jajaja
Deliciosa entrada, Carmen.
Si la bella amante del rey fuera ministra de Cultura seguro que teníamos mejor gestora.

Un abrazo

12 de diciembre de 2010, 11:25
Felipe Medina dijo...

La bella Elena seguro que abandonó la casa en cuanto se enteró que la ministra andaba por allí

Para un domingo de frío esta historia-leyenda es encantadora

Besos y trata de no pasar por esa casa

12 de diciembre de 2010, 12:02
buda dijo...

Me ha encantado conocer esta leyenda.

Un besico y buen domingo

12 de diciembre de 2010, 12:57
Anónimo dijo...

Bella leyenda, aunque al Ministerio no le viene la inspiración de sus fantasmagóricos inquilinos sino del embajador USA, por lo que se ve.

Un saludo.

12 de diciembre de 2010, 13:50
Neogeminis Mónica Frau dijo...

jajajaa muy irónico tu post!...ya me había dejado llevar por la historia del alma en pena de la doncella y resulta que la realidad de repente me pincha el globo de la fantasía! jajajaja


Un abrazo.

12 de diciembre de 2010, 14:13
Lakacerola dijo...

Me encantan esas historias, son muy románticas.
Un abrazo dominguero.

12 de diciembre de 2010, 14:24
Dilaida dijo...

Una bella historia pero opino como Felipe, seguro que la bella Elena se fue cuando se enteró quien era la ministra de cultura.
Bicos

12 de diciembre de 2010, 15:23
severino el sordo dijo...

Y yo ensimismado con la leyenda,la que anda penando por los pasillos es la Sinde,pero puestos a elegir fantasma sin dudar me quedo con la bella Elena,besos.

12 de diciembre de 2010, 15:59
Eastriver dijo...

Carmen, me haces pensar y me diviertes a partes iguales... y me haces reír también a veces... Caray con el Ministerio de Cultura.

La historia es encantadora, como toda leyenda bien trabada que ha sobrevivido al peso de los años. Pero una cosa no entiendo: pones tres fotos de la casa, tres en que se distinguen bien las chimeneas... Y sin embargo, en las tres, la disposición de las chimeneas no coincide... ¿Será cosa de la magia? Podría ser.

Y finalmente, Ciber, lo de la invitación a visitar Madrid... qué genial suena eso porque Madrid nos gusta hasta la locura. Existe algo así como un virus madridista (que no tiene nada que ver con el Real Madrid, aclaro), que cuando te da no puedes sacártelo afortunadamente de encima. Un abrazo.

12 de diciembre de 2010, 18:48
Antonio Rodriguez dijo...

Interesante historia, que desconocía.
Que empieces bien la semana.
Un beso

12 de diciembre de 2010, 19:33
Dean dijo...

Hoy día casi han desaparecido los fantasmas,ya que a sus moradas suelen llegar personajes que aterrorizarían al más tenaz de los espantos. Delicioso relato.
Un saludo.

12 de diciembre de 2010, 23:37
Juan Carlos López dijo...

Conocía la leyenda.

Hay que congraciarse de que el palacio siga formando parte del Patrimonio, pues fue sede, durante un tiempo, del Banco Urquijo.

Quizá el fantasma esté ahi para recordar la doblez del prudentísimo y muy católico monarca.

13 de diciembre de 2010, 18:48
 

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