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De la visita papal y otros menesteres

11 jul 2011


A pocas semanas de la visita papal a Madrid ya se alzan voces indignadas por el excesivo gasto que va a suponer dicho evento. 

La visita tendrá un coste cercano a los 100 millones de euros de los que más de tres cuartas partes serán financiados por las administraciones públicas. No incluido en las cifras anteriores, se calcula que además serán necesarios unos 20 millones de euros para labores de seguridad, limpieza y sanidad. 

Hasta el propio Foro de Curas de Madrid, colectivo integrado por unos 120 curas que trabajan en las parroquias más pobres de Madrid,  ha declarado que "es un escándalo y que no se compagina estos gastos fastuosos con el estilo de Jesús en el Evangelio"

Contra este disparate, diversas asociaciones, tanto cristianas como laicas, han redactado un manifiesto en contra de la subvención pública de la visita papal, recordando por enésima vez la necesidad de separar el poder civil del religioso y en defensa de los derechos democráticos frente a la injerencia confesional.



"A pocos meses de las visitas a Santiago y Barcelona, el Sr. Ratzinger -Benedicto XVI para los católicos-, porfiando en su idea de “reconquistar” un país que ve alejarse de sus propuestas morales y religiosas, vuelve ahora a Madrid.

Desde el punto de vista del laicismo y de la democracia, nada habría que objetar a la reunión de un pastor espiritual con sus seguidores. Es evidente que, a pesar de la ambigüedad calculada de la convocatoria, la “Jornada mundial de la juventud” del próximo mes de agosto en Madrid pretende congregar a miles de jóvenes católicos en torno a las enseñanzas del papa. Un acto que, cualquiera que sea su dimensión, no deja de tener carácter privado, como privadas son las creencias y sus manifestaciones.

Lo que sí es contrario a un Estado democrático que se declara aconfesional es mezclar los asuntos del estado y asuntos religiosos, los intereses generales con los intereses privados, las instituciones que representan a todos los ciudadanos con eventos que sólo conciernen a una parte, en este caso, a quienes comparten unas determinadas convicciones religiosas.

 Por eso, resulta escandaloso que el Gobierno contribuya con 25 millones de euros -es decir, con dinero de los impuestos de todos- a la visita del papa y a la celebración de un acto confesional, a la vez que concede exenciones fiscales a las grandes empresas que han comprometido otros 25 millones. A ello
hay que añadir otros muchos más que están dispuestos a aportar tanto Gobierno central como Ayuntamiento y Comunidad de Madrid sufragando otros gastos con la cesión gratuita de numerosos servicios públicos (personal funcionario, visados, transportes, fuerzas de seguridad, utilización de espacios públicos como polideportivos, colegios e institutos, etc.).

Esa desviación de recursos públicos para fines privados tiene especial gravedad en un momento en que tanta generosidad para con la jerarquía católica (que ya recibe por distintas vías en torno a los 10.000 millones de euros anuales) entra en contradicción con las duras restricciones en el gasto público y
prestaciones sociales que todos estamos sufriendo bajo pretexto de la crisis económica. Del mismo modo, es inaceptable que en ese acontecimiento de carácter privado se impliquen y participen autoridades y cargos oficiales, que estarían en su derecho de hacerlo a título personal, pero nunca en representación de las funciones públicas que desempeñan en nombre del conjunto de los ciudadanos.

En este caso no vale el subterfugio de que son gastos y honores debidos a un jefe de Estado. El papa Benedicto XVI no viene en representación de los escasos habitantes del Vaticano que, por otra parte, nada tiene que ver ni por su origen ni por su configuración con un verdadero Estado democrático y de
derecho. Si viene a reunirse con sus adeptos en función del liderazgo espiritual que ellos en exclusiva le reconocen, en modo alguno procede el trato oficial y de privilegio dispensado por las Administraciones Públicas. Un trato que, evidentemente, no conceden a convocatorias promovidas por ciudadanos de otras creencias o convicciones ideológicas.

Tampoco se le permitiría a ningún jefe de Estado la injerencia, incesantemente repetida por el Papa y la jerarquía católica, en asuntos políticos internos como son las propias leyes que un país se da de forma democrática (educación pública, laica, derecho a la propia sexualidad y control de la reproducción, modelos de matrimonio y familia, derecho a una muerte digna, etc.). Pues no se limitan a dar consejos morales a sus fieles, cosa legítima, sino que pretenden convertir sus particulares visiones de la moral y de la sociedad en normas obligatorias para todos.

Por eso, las personas y organizaciones abajo firmantes, manifestamos nuestro rechazo a la confusión y connivencia de las instituciones públicas con una actividad de eminente carácter privado y confesional.

Llamamos a todos los ciudadanos que, con independencia de sus convicciones personales, reivindican un marco de convivencia en igualdad de derechos, a organizar actos en defensa de la democracia y laicidad del Estado y dirigirse a las distintas Administraciones Públicas para exigirles que obren en consecuencia y dejen de otorgar privilegios propios de épocas pasadas y herencias antidemocráticas"

7 comentarios:

Genín dijo...

Depende la versión que leas, hasta dicen que la visita va a hacer ganar un montón de pasta, no se a quien, a mi no, en fin, como siempre harán lo que les de la gana, pero está muy bien decir lo que uno piensa:

¡PAPA NO!

Habrá quedado claro ¿No? jajaja
Besitos y salud

11 de julio de 2011, 20:02
JL F dijo...

La visita del Papa pagada por todos solo tiene dos objetivos: uno, reproducir la ideologia catolica, como si fuera la de todos los españoles (lo que cada vez es menos cierto incluso en estos tiempos en los que la politica sigue compartiendo tantas cosas del nacionalcatolicismo); dos, ciertamente producir grandes beneficios a algunas grandes empresas... En el fondo es lo de siempre: pagamos todos los españoles y ganan unos pocos. Y el Papa hace bien el unico papel al que ha quedado reducido en estos tiempo: el de empresa multiplicadora de dinero (especialmente para VATICANO SA y para otras grandes empresas capitalistas)..

Saludos

11 de julio de 2011, 20:56
mariajesusparadela dijo...

Papa no con mi dinero.
Si quiere venir que se costee su viaje, que vendrá a cuidar su rebaño.
Hay otros pastores a los que nadie les paga nada: es una cuestión de justicia que todos sean iguales.

11 de julio de 2011, 21:13
Cristina dijo...

Es tan escandalosa la situación que el propio clero levanta la voz.
Es que además de la cuestión económica, no se puede dar dinero para que venga de visita un señor que representa a una institución que protege a dictadores, homófoba, machista y que invierte en armas.

11 de julio de 2011, 21:23
Neogeminis Mónica Frau dijo...

Seguro!...en medio de semejante crisis no puede permitirse semejante despilfarro!

Saludos.

12 de julio de 2011, 4:38
RGAlmazán dijo...

¡Viva el estado laico! Besos

Salud y República

12 de julio de 2011, 8:00
AGNOSTICA dijo...

A MI ESTE SEÑOR NO ME REPRESENTA,LA VISITA QUE LA PAGUEN LOS CATOLICOS,YO COMO CIUDADANA YA PUSE EN MI CASILLA DE LA DECLARACION DE LA RENTA OTROS FINES DE INTERES SOCIAL.DEMOSTRARIA SU SUPUESTA CRISTIANDAD RENUNCIANDO A ESTE VIAJE Y DONANDOLO A SOMALIA PR EJEMPLO.PERO SUPONGO QUE DIRA QUE:"NI PADIOS".

26 de julio de 2011, 10:07
 

2009 ·Ciberculturalia by TNB