La larga cambiada de la Ministra Jiménez

A pesar de mi clara postura antitaurina, viendo el otro día a la máxima responsable de la diplomacia española, señora Jiménez que, en relación al atentado perpetrado por las fuerzas de seguridad marroquíes contra el campamento saharaui de Gdeim Izik, decía más menos que debería ser la ONU quien se pronuncie ante el conflicto y que por ello recomendaba "calma" a la hora de hacer juicios o tomar posiciones,  me acordé de esa expresión utilizada en los foros taurinos: "una larga cambiada", que dícese del lance del toreo de capa que se realiza con una sola mano para llevar al toro por el lado contrario al que se le cita.

Eso me parecieron las declaraciones de la Ministra de Asuntos Exteriores, de España, una larga cambiada. Me preguntaba si los padres de los, por ahora diez, fallecidos en el atentado, podrán verlo con esa calma y esperar a que la ONU tome alguna decisión al respective. 

Yo me supongo que mucha calma no podrán tener, verdad? Ni más ni menos que hace 50 años de la Resolución 1514 de la ONU por la que se establecía que "todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación y que el colonialismo debe ser llevado a un rápido e incondicional final". Hace 50 años, repito. Aún hoy el pueblo saharaui está esperando que se aplique la afamada Resolución en el Sáhara Occidental. Nuestra diplomacia, a pesar de ello, pide calma.

Desde la firma de los vergonzosos "Acuerdos de Madrid", en 1975, por los que España  selló su salida del Sáhara Occidental tras casi un siglo de colonización al ceder la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, el pueblo saharaui, que no se nos olvide anteriormente ciudadanos españoles, se siente con razón traicionado y abandonado ante los ataques y violaciones continuas del reino de Marruecos.

España hace cucamonas ante estos hechos y consiente, permite, tolera, acepta y admite, estos continuos abusos y violaciones. Lo consiente España, lo consiente la Unión Europea y lo consiente la ONU. 

España es vergonzosamente consentidora porque la letra pequeña de esos indecentes acuerdos nos permitían, y nos permiten, prebendas pesqueras, colaboración contra la inmigración ilegal, reforzar el control de la droga y una serie de asuntos cuyos únicos paganos y cuya moneda de cambio, no nos engañemos, es el pueblo saharaui. 

Mientras, hacemos declaraciones imposibles. Entiendo, por tanto, que los jóvenes saharauis, hartos de ver a sus padres sufriendo desde hace más de 30 años, digan que tomaran otras opciones más expeditivas. 

Que no se nos olvide. Si esto sucediera, responsables son el reino dictador marroquí, como responsable directo, España por el abandono a sus antiguos ciudadanos españoles (lo fueron hasta 1977), la Unión Europea y la ONU.

Ministra Jiménez, usted ya lo sabe. Déjese de largas cambiadas y actúe.