Rajoy ha venido a verme

Estos días de atrás entre mis sopores griperiles y males alérgicos, he seguido la actualidad de una manera poco seria, más bien cansina, menos observadora. No conseguía centrar el tema. Como no tenía ganas de nada, hacía zapping por esa red inaudita llamada "televisiones españolas".

Así, entre pitos y entre flautas, mi retina se iba llenando de imágenes variopintas: la madre del niño Juanma, la fachada de la SGAE cubierta con un ave de rapiña, Patxi López muy ufano él llegando al Parlamento vasco, Ibarretxe descompuesto, la Cospedal pontificando, ZP con el COI intercambiando sonrisas con sus corbatas ideales de la muerte, Rajoy traspuesto pensando que gracias a ellos se salva Euskadi de no se cuántos peligros... en fin...lo de casi siempre... y mientras los virus campando libremente por mi adolorido organismo...

Pero de pronto todo cambió cuando llamaron a mi puerta y oh! cuál no fuera mi sorpresa: el mismo Rajoy en persona y personalmente (como diría un personaje de Andrea Camilleri)

Qué susto! me lleve. No daba crédito. El mismísimo Rajoy, Si, él. Mariano Rajoy mismamente. Sorprendido de mi reacción, pidiome que me tranquilizara. Que de momento solo venía a comunicarme que me cerrarían mi blog.

Se conoce que alguien de su equipo le había ido con el cuento y habían estado revisando los contenidos de mi blog. Curiosamente a Genova no le habían parecido adecuados. Por eso, venía a comunicarme el cierre inmediato del mismo. Yo, indómita por naturaleza y con un ataque de osadía producido por mis virus, le dije con acento, no exento de sorna, que eso sería imposible porque la red protege a los ciudadanos libres.

En ese momento sus carcajadas fueron inmensas, atronadoras, incluso parecían que venían del más allá. Aún las recuerdo. Me quedé petrificada por el horror. Me puse tan pálida que le debí dar algo de lástima.

Entonces me propuso lo siguiente: "Carmen, estoy haciendo una pregunta clave a algunos ciudadanos, si, ciudadanos sin importancia, de la masa, del montón, en definitiva, como tu, ciudadana Carmen (yo cada vez me sentía más chiquitina, más empequeñecida) y si tu me contestas adecuadamente a esa cuestión yo, de momento dejaría que siguieras publicando este blog".

Pensé, rauda y veloz, ahora que me quiero convertir en ciber-reportera no puedo consentir que se me cierre el blog. Asi es que dije: "Diputado Rajoy, le escucho" (le dije lo de diputado para amedrantarle ya que ellos están a nuestro servicio, verdad?. Quería poner yo también las cosas claras y hacerme la importante)

Con su media sonrisa, díjome Rajoy: "He visto tu escaso vestuario, he visto tu falta de elegancia, he visto tu necesidad, he visto que solo tienes un traje, así es que dime inmediatamente, ciudadana Carmen ¿Por cuántos trajes tu te pringarías? ¿Por cuántos trajes tu te venderías?

Inmediatamente me puse en guardia, porque el poder tiene eso, la capacidad para amendrantar, la capacidad para hipnotizar, la capacidad para sembrar dudas. Empecé a balbucear pero él me hacía la misma pregunta, una y otra vez, en tono más y más alto. Yo estaba tan asustada.

Y ya armándome de valor pero aterrorizada le dije: "Yo señor Rajoy, es que yo señor Rajoy..."

No podía seguir porque ya sus gritos erán terribles y yo temblaba de miedo. Cada vez se le veía más bizco, cada vez se le salía más la mandibula destacando su disimulado prognatismo...

Intentaba recordar algo que había dicho él recientemente. Algo como que "afecta a la inteligencia creer que alguien se vende tan solo por tres trajes".

Pero sus gritos no me dejaban pensar, los virus estaban revolucionados... no podía coordinar las frases que venían a mi mente. Estaba realmente asustada.

Él, el diputado Rajoy, sin poder contenerse por más tiempo, sacó un crucifijo y plantándomelo encima de mi cabeza (me duele bastante desde entonces) me grito: "Yo te conmino en nombre de dios, ciudadana Carmen, a que me digas por cuantos trajes tu te pringarías".

Y en ese momento, ya dando el blog por perdido, salióme mi raigambre de ciudadana de a pie, saliome mi voz cascada pero fuerte, desde dentro, desde los genes, desde lo más profundo, desde la rabia, desde el desdén, desde los principios aprendidos, y le dije: "Señor Rajoy yo necesito solo un traje, traje que me voy construyendo a diario, con mi tesón, con mi esfuerzo, con mi salario. Ese traje mío, tan mío, es duradero. Solo yo me lo puedo poner, solo yo me lo proporciono"

Me temblaba todo el cuerpo pero enloquecida yo seguía cuál heróina: "y muchos ciudadanos como yo hacen lo mismo y entre ellos yo me siento bien, me siento segura. Porque nosotros somos libres señor Rajoy, no tenemos vicios que mantener, ni clientelas a las que favorecer. Somos fuertes, somos la esencia, por eso ustedes, ustedes nunca, nunca, nunca podran dominarnos".

Cada vez estaba más crecida y seguía y seguía "Y usted es un pobre hombre que cree que la ética y el honor es solo cuestión de cantidad". Estaba lanzada, me sentía fuerte, heroina, incluso feliz. Estaba fuera de mi.

Cuando ya me estaba agotando y apenas podía respirar por el esfuerzo, oí un golpe fuerte , seco, y era Rajoy que se había ido dando un magnífico portazo. Se fue despechado, iracundo, pero aún oigo su voz y su terrible risa: "ciudadana Carmen te buscaré cuando llegué al poder absoluto con la ayuda y gracia de Dios y entonces, jajajaja, ni siquiera en la red podrás esconderte".

Temblé durante tanto tiempo que ya perdí la noción.

Más tarde estuvo llamándome la Cospedal pero ya me había envalentonado y decidí no coger el teléfono. También me han llamado Patxi López y Basagoiti. Quieren que pida perdón a Rojoy y haga las paces con él.

Pero yo soy cabezota y no me da la gana. ¿Me quitarán el blog? Puf! que preocupación.

No se, la gripe me ha tenido tan y tan febril.

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