El PNV y yo

Me prometí a mi misma que durante la santa semana descansaría de la actualidad. Me lo impuse como terapia. Necesitaba airear mi mente. Creo que lo he cumplido casi en su totalidad. De vez en cuando me rondaba alguna noticia que yo dejaba marchar como si ello no fuera conmigo. No les oculto que a veces me costó.

Me costó porque soy una mujer que vibra con la política, siempre desde una postura independiente, pero desde una postura comprometida, algo quisquillosa, a veces muy extrema, incluso subjetiva. Pero es mi opción individual, personal e intrasferible. Aunque sin duda siempre puedo mejorar. Lo intento de verás. Intento ser menos apasionada. Quizás lo consiga.

He vuelto a la noticia. Como todas las vueltas, esta también me ha causado impacto. La imágen que me ha quedado fija en mi retina es la de Ibarretxe y Urkullu en la celebración ayer del Aberri Eguna.

Desde este blog he criticado, y mucho me temo que seguiré haciéndolo, la propuesta de convivencia durante los próximos cuatro años entre el Partido Socialista de Euskadi y el Partido Popular. No he criticado al PSE, y en definitiva a Patxi López, por la búsqueda de alianzas. Al fin y al cabo esto se hallaría dentro del legítimo juego de alianzas entre partidos, parte sustancial de la política democrática.

No, yo les he criticado por defraudar a una gran parte del electorado al que prometieron que no se aliarían con el Partido Popular. Les he criticado porque es, siempre a mi juicio, la peor de las opciones posibles.

Pero dejando solo por un ratito este interesante debate, hoy me quedo con las palabras pronunciadas por Ibarretxe y Urkullu, en la celebración ayer del Aberri Eguna. Me quedo, no con su literalidad. Me quedo con su tono. Me quedo con lo que yo entendí que ellos me decían.
Entendí que me decían que "no hay vida sin el PNV"
Entendí que me decían que "la esencia del sentir vasco solo es posible desde y con el PNV"
Entendí que me decían que era "ilegítima la opción del próximo Gabinete"
Entendí que me decían "que la única fuerza representativa en Euskadi es el PNV"

Todo esto, que yo entendí ayer, me ha dejado profundamente noqueada. Es como si en lugar de oír a un partido político de un sistema democrático, estuviera oyendo a representantes únicos de un "régimen", del régimen vasco.

Qué barbaridad! Qué sinrazón!

Comprendo la frustración del PNV. En serio que la comprendo. Son la fuerza más votada. Es la fuerza con más escaños en el Parlamento Vasco. Bien. Su desanimo se puede incluso entender. Quizás es lo que tiene ocupar el poder durante 29 años sin solución de continuidad.

No lo es, sin embargo, el tono amenazante de ayer, el tono demonizador, el tono catastrofista. Es de gran irresponsabilidad la insinuación de ilegitimidad del próximo Gabinete. Porque en ningún momento sentí que me hablaban de ideología. Hablaban tan solo de "que ellos, el PNV, han sido apartado del poder para gran desastre de todos los desastres".

A mi como ciudadana, que ve como un gran error la alianza entre el PSE y el PP, me hubiera gustado que el Partido Nacionalista Vasco, ya desde la oposición, ayer nos hubiera dicho:
Que luchará contra el frentismo español, desintegrador y excluyente
Que luchará por integrar todas las voces abertzales que quedan excluidas
Que luchará por conseguir un estatus acorde con las espectativas de sus propios votantes
Que luchará por una sociedad vasca, plural y abierta
Que luchará por conseguir más espacios de libertad
Que luchará por aunar todas las fuerzas para conseguir la paz definitiva en Euskadi.

Si, eso me hubiera gustado. Un discurso de altura. No un discurso partidista. Un discurso de una fuerza política de la importancia del PNV.

Ha sido una gran decepción. Y es que nosotros, los ciudadanos de a pie de este país, nos estamos acostumbrando a que muchos de nuestros políticos para defender sus legítimas aspiraciones lo hacen demonizando al contrario y no exponiendo sus programas y acciones políticas.

Mientras ellos, los unos y los otros, nos asustan, nosotros, los ciudadanos de a pie, seguimos luchando día a día, hora a hora por no engrosar las cifras del paro y, si ya estamos en ella, luchando por buscar alternativas para sobrevivir.

Ellos a lo suyo. No nos ven. No nos escuchan. No nos oyen.

Si, hoy esto triste sin duda. Triste y preocupada.