Sabor agridulce

Al final... si es verdad. Los cerdos vuelan. Lo hacen con algo de ayuda, con impulsos aún sin concretar, pero volar seguro que vuelan.

Yo no soy vasca pero siempre he sentido una especial simpatía por todo lo relacionado con el País Vasco, o con Euskadi, que a fuerza de tensar la lengua, ya no se cómo llamar a esa hermosa tierra para no herir a esas sensibilidades que con tanta frecuencia son proclives a sentirse heridas. De una parte. También de la otra.

Como les decía me gusta. Y mucho. Su paisaje, su gastronomía, sus costumbres., su paisanaje. Todo. De mis viajes allí guardo muy buenos recuerdos. Voy con frecuencia. Al menos paso por aquellas tierras una vez al año. Me encanta Bilbao. Es una ciudad increible. Qué decir de la bellísima San Sebastián. No puedo enumerar todo lo que me gusta porque haría un artículo excesivamente largo. Pero creo que ya he dejado patente mi simpatía por Euskadi.

Por todo ello sigo, he seguido, con gran interés la evolución de estas elecciones. Porque me importa mucho qué pasa en aquella tierra y como gestionaran los resultados electorales.

El PNV, sin lugar a dudas, ha gestionado los temas vascos acorde con la expectativa de sus ciudadanos. Por eso y solo por eso lleva 30 años de gobierno. El resultado de estas elecciones así lo demuestra. Con casi un 99% escrutado, tiene 30 escaños.

Pero el dato de mayor relevancia de estas elecciones es que por primera vez hay un parlamento con mayoría no nacionalista. Ese es un dato de gran importancia y estoy convencida de gran trascendencia para la política nacional.

El PSE ha tenido una subida excepcional. Ahora hay que esperar a ver cómo son los pactos, comó se combinan las fuerzas políticas. Me preocupa desde luego el cómo se harán esos pactos. La opción que parece que ya nadie descarta: el pacto entre PSOE, PP y UPyD me produce un gran temor. No se si me gusta. Creo que no me convence en absoluto. Habrá que esperar. Por cierto, pensar que UPyD pueda convertirse en la llave absoluta de cualquier formación de gobierno en el País Vasco con un solo diputado y que esa fuerza puede decidir el color de la mayoría de la cámara me produce un rechazo infinito.

Pero de momento, mientras eso llega, se merecen un gran aplauso. Un aplauso muy especial a Patxi López.

La otra cara de la moneda es la gran derrota del Partido Socialista y del Bloque Nacionalista en Galicia. El PP vuelve a dominar la vida gallega. Siempre ha estado ahí. Siempre ha estado la derecha decidiendo los designios del pueblo gallego que es mayoritariamente conservador.

Esta realidad insoslayable merecerá una reflexión. Hoy no la puedo hacer. Tengo que pensar el por qué de esa eterna relación de los gallegos con el poder. Volveré a releer a Emilia Pardo Bazán lo mismo ahí encuentro alguna clave.

Por supuesto y no me cabe duda la reflexión pasa principalmente por el análisis de la gestión llevada a cabo por el equipo de Touriño. Gestión cuando menos polémica y que no ha sabido aprovechar el voto y la ilusión depositada en ellos por muchos gallegos de izquierdas. En cuanto a sus posibles logros, el PSOE se ha mostrado incapaz de venderlos al electorado y que ha despositado en su socio minoritario, el BNG, la operación mediática de imagen del gobierno bicéfalo, imagen que ha sido en verdad muy contestada. Creo que ahí está ya un gran error del partido socialista gallego.

En todo caso, el resultado de las elecciones gallegas será interpretado con toda certeza como las primeras elecciones que pierde Zapatero y como el gran éxito de Rajoy, que le va a suponer un gran refuerzo de cara a su propio partido. Lo veremos. Vamos a verlo.

Hoy por tanto el sabor que me queda es agridulce.

Termino con unas palabras de una buena amiga mía gallega (su blog "A viaxe" en este enlace), palabras que expresan el sentir de muchos gallegos de izquierdas, desanimados por el fracaso del gobierno bipartito:

Esta tierra me duele en lo más profundo. Y siento a ellos, el bipartito , responsable. Esta tierra cansada de tanto abuso. ¿ será por eso que prefiere a los de siempre? Hoy llueve. Las lágrimas de muchos y muchas humedecen nuestra tierra. Y la esperanza es una linea tan fina que apenas se dislumbra. Esta tierra me duele.

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