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Rubalcaba acusa a la izquierda de amar la deuda y el déficit

6 sept 2011


Mientras las calles de varias ciudades españolas se llenarán hoy, o así lo espero,  de gente indignada y en contra de la reforma constitucional propuesta por PPSOE,  sugiero la lectura de este importante artículo de Juan Torres, miembro del Consejo Científico de ATTAC España, escrito como respuesta a las declaraciones de Rubalcaba que afirma que ha descubierto que hay amantes de la deuda y del déficit.

Con el certero análisis al que nos tiene acostumbrados, el profesor Torres, contesta así al candidato socialista:


El candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba acaba de afirmar que ha descubierto que hay “amantes de la deuda y el déficit”.

Como no se puede referir a la derecha que ha votado con él la reforma constitucional, cabe pensar que hace referencia a quienes nos hemos opuesto a ella pero, si es así, cabe decirle que hace un juicio muy demagógico e injusto.

Quienes rechazamos la reforma aprobada por el Partido Popular y el Partido Socialista nos oponemos a que se incorporen en la Constitución un principio neoliberal de estabilidad presupuestaria que no todo el mundo comparte, que se renuncie a un instrumento de política económica que en muchísimas ocasiones se ha mostrado como imprescindible y que se obligue al pueblo español y a nuestro Estado a renunciar a la doctrina de inmunidad soberana que establece que nadie puede forzar a un Estado a pagar su deuda. 

Pero quienes defendemos esto somos precisamente quienes venimos reclamando políticas económicas que, en lugar de las que aplican quienes ahora reforman la Constitución, no provoquen tanta deuda global sino que sean capaces de generar ingresos productivos sostenibles y evitar la deuda del Estado generando más ingresos públicos.

Y quienes hemos rechazado ahora la reforma constitucional que PP y PSOE han puesto en bandeja a los grandes financieros somos precisamente quienes venimos subrayando desde hace mucho tiempo que la desregulación de la actividad financiera, el privilegio de creación de dinero bancario del que disponen los bancos y la complicidad de las autoridades con los grandes poderes financieros estaba generando un crecimiento de la deuda que antes o después hará que salte por los aires la economía internacional.

Se confunde Alfredo Pérez Rubalcaba calificando de amantes de la deuda a quienes hemos criticado su voto a favor de la reforma. Somos precisamente nosotros los que, alarmados por el volumen de deuda que se está generando, venimos defendiendo políticas fiscales más equitativas y eficientes que proporcionen más ingresos al Estado en contra de la idea de que el Estado se debe desarmar en el terreno fiscal que ha llevado a eliminar impuestos que ahora se echan en falta; y los que igualmente reclamamos una política de gasto más austera pero justamente en lo que nunca tocan quienes ahora defienden los recortes de gasto público: los privilegios que se conceden a los bancos, a las grandes empresas que más empleo destruyen o a la clase política; el gasto militar o las ayudas a instituciones religiosas como la Iglesia católica.

Quienes nos oponemos a la reforma constitucional que se acaba de aprobar somos quienes reclamamos políticas contundentes contra la desigualdad que provocan las que llevan a cabo los que han aprobado la reforma precisamente porque sabemos que ahí se encuentra la causa principal de los menores ingresos a las pequeñas y medianas empresas que crean empleo, de las familias y del Estado, haciendo así que aumente la deuda.

Otra cosa es que quienes nos oponemos a la reforma sepamos también que los déficit y la deuda que pueden generar en determinados momentos son, además de un serio problema, un instrumento, tanto para estabilizar la economía en momentos de crisis como para poder financiar la provisión de bienes y servicios singularmente costosos y cuyo disfrute se alarga a lo largo del tiempo.

Esto último nos preocupa de una forma especial porque también somos conscientes de que España mantiene déficits muy importantes en materia social respecto a los países más avanzados de nuestro entorno, en educación, sanidad, investigación e innovación, capital social o servicios de bienestar. Déficits que no afectan solo al bienestar de las personas (que ya es mucho) sino que, mientras persistan, impiden que se pueda consolidar el tejido productivo y empresarial capaz de generar el ingreso y el empleo que necesitamos.

Pero eso no nos lleva a reclamar solo la deuda y el déficit sin hacen falta para resolver esos problemas, como demagógicamente se quiere hacer creer para descalificar nuestras posiciones, sino también mejores fuentes de ingresos, que no se pueden obtener sino con más igualdad, más justicia fiscal, mejores condiciones de trabajo, mayor productividad y mejor desempeño empresarial. Algo que no se consigue si la actividad se viene abajo, lo que a su vez solo se puede evitar en momentos como el actual, cuando el gasto privado es insuficiente, sin un fuerte impulso del gasto público.

Lo que provocaría más deuda (o una pérdida impresionante de nivel de vida) no serían las políticas que proponemos los críticos de la reforma sino, por el contrario, la propuesta que hace poco hacía el candidato socialista reclamando menos salarios y menos beneficios, es decir, que baje la renta nacional.

Y, por último, una cosa es que defendamos que los déficit y la deuda puedan ser un instrumento adecuado o imprescindible en determinados momentos y otra muy distinta que la financiación de esa deuda tenga que ser un negocio de la banca privada, que es lo que vienen a reconocer la reforma constitucional que se ha realizado.

De hecho, los problemas que están padeciendo las economía europeas (dejando ahora a un lado el hecho capital de que vienen dados por la crisis causada por la banca privada internacional) no se deben a la cuantía de su deuda sino a que se ha permitido que los especuladores hagan un negocio con ella. 
El Banco Central Europeo podía haberla financiado sin demasiado problema habiendo evitado la catástrofe que se ha producido, aunque, claro está, de esa forma no habría sido posible que los bancos y los grandes especuladores ganasen los miles de millones que están ganando a costa de ello.

Es por eso que el daño mayor de la reforma constitucional no sea la fijación de un techo de gasto más o menos flexible. Como he señalado en otro artículo (PULSAR: Los trileros mayores del Reino), los cambios añadidos a la formulación inicial han hecho que, al final, el compromiso de estabilidad presupuestaria quede tan descafeinado que en realidad casi no van a tener que cumplirlo nada más que los ayuntamientos, si acaso.

Lo gravísimo es, como dije al comienzo, el haber cedido de un plumazo un derecho que tiene el pueblo español a dar en cada momento la prioridad que crea conveniente al pago de sus deudas. Y, al mismo tiempo, el declarar que los “créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación”. Lo que simplemente significa que se ha impuesto al pueblo español la obligación de renunciar en un momento dado a cualquier tipo de renegociación o reestructuración de la deuda que pudiera aliviarla. 

Que nadie se engañe. Los amantes de la deuda y quienes la provocan no somos los críticos de Alfredo Pérez Rubalcaba sino quienes generan la desigualdad que la produce, es decir, los que han resultado privilegiados a costa del pueblo español por la reforma recién aprobada. 


10 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Veamos, a veces, he pedido dinero prestado para compras diversas sabiendo que tenia que devolverlo y endeudándome hasta un límite; para hacerlo, me he apretado el cinturón durante un tiempo y he liquidado, mi pregunta: ¿han hecho eso los bancos, instituciones publicas y privadas, empresarios diversos, etc... o han seguido gastando sin control?, estos capullos han vivido como dios durante años y ahora sin comérmelo ni bebérmelo me tengo que apretar el cinturón sin tener gastos. ¡¡Manda cojones!!

6 de septiembre de 2011, 17:21
Felipe Medina dijo...

Y qué sabe Rubalcaba?Está metido en la ratonera de decir sí y su contrario.

¡Ni caso!¡Es tan poco serio que desmontar su tinglao es facilísimo!

Besos

6 de septiembre de 2011, 17:34
Moral y Política dijo...

Es lo de siempre, se escoge una detrminada frase rompedora, que sirva para epatar y con ella y el énfasis adecuado se le da la vuelta a la historia, la experiencia, el método para acercarse a la igualdad y con ello incluso a la ideología. A partir de aquí el que la pronuncia parece innovador, rupturista, y mas de izquierda que el Manifiesto Comunista. Luego los seguidores repiten sin parar como papagayos lo mismo.

El mundo al revés... son unos zoquetillos. Se tragaran las palabras porque de esta crisis solo se puede salir con una profunda reconversión bancariaque acabe con muchos de los nbeneficiso de los bancos, con aprte de sus activos y dividendos, que asuman sus pérdidas como las asumen ciudadanos y empresas. Y con gasto público, razonable desde luego, pero gasto público.

saludos,

6 de septiembre de 2011, 17:40
mariajesusparadela dijo...

Ha perdido el norte y esta tirando balones fuera.
Y está tirando "al bulto" a ver si le da a alguien. Ahora dirá "llamadme
"al-fardo"".

6 de septiembre de 2011, 20:02
JL F dijo...

La izquierda ya ni siquiera cree en Keyness, el salvador del capitalismo en los años 30. Resulta ahora que la deuda no es buena, aunque el capitalismo ha avanzado hasta estos niveles insoportables a través de la deuda privada, y por supuesto tambien de la pública (sino, miren a EEUU).

El problema no es la deuda pública, sino a quien se le debe. Y vuelvo a insistir en el Tratado de Lisboa, el origen de todos los males: desde Lisboa los bancos centrales tienen prohibido financiar la deuda creando moneda. Este papel se reserva a la banca privada que, por supuesto, aplica el interés que marca el mercado (es decir, ellos mismos).

La deuda pública seguira siendo siempre una buena forma de solventar los problemas por parte de los estados. La madre del cordero es que los estados ya no tienen soberania, asi que, el cordero se convierte en pescadilla que se muerde la cola.

Ya no saben como engañarnos...

Saludos

6 de septiembre de 2011, 21:31
Genín dijo...

Si, pues ya ves el caso que hacen los mercados a la reforma de la Constitución y la confianza que tienen...
Besitos y salud

7 de septiembre de 2011, 3:08
RGAlmazán dijo...

Magnífico artículo con el que estoy totalmente de acuerdo, como no podía ser menos.
Este Rubalcaba va dando tirones, prometiendo lo que pudo hacer y no hizo y arrimándose, le guste o no, al sol que le calienta, aunque esté gélido.
Besos

Salud y República

7 de septiembre de 2011, 8:24
Anónimo dijo...

Pero... ¿Que hace Rubalcaba diciendo que la izquierda ama el déficit y la deuda? ¿No eran ellos la izquierda?

7 de septiembre de 2011, 8:49
Antonio Rodriguez dijo...

Rubalcaba está descalificado para criticar a la izquierda y está descalificado para ha blar de ciertos temas cuando ha sido corresponsable de los mayores recortes sociales y económicos de la democracia.
Salud, República y Socialismo

7 de septiembre de 2011, 9:39
Dean dijo...

Todos los día me llegan mensajes de mi banco: tiene a su disposición un crédito de 6000 euros de forma inmediata. Está claro que la deuda les encanta a otros.
Un saludo.

7 de septiembre de 2011, 14:59
 

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