En este interesante artículo se demuestra el origen de la tragedia alimentaria que asola al Cuerno de África.
Demuestra que ni son desastres naturales ni malas cosechas lo que provoca este terrible crisis alimentaria, sino la combinación entre las agresiones militares imperialistas y el beneficio de los grandes capitales que se nutren del comercio alimentario. Gracias a estas criminales prácticas los alimentos de primera necesidad alcanzan precios elevadísimos.
Los precios de los alimentos básicos se han disparado en Somalia. El sorgo, principal cereal de la dieta local, cuesta hoy un 240% más que hace un año, y lo mismo sucede con el maíz, que está un 150% más caro. Hace un año, un granjero somalí podía comprar con una cabra 300 kilos de grano, ahora, sólo le sirve para conseguir 50.
En el último año la producción ha subido un 3,3% y el consumo sólo un 1,4%; sin embargo, el precio de los cereales escaló un 80%.
¿Por qué se ha disparado entonces el precio de los alimentos?
La solución, como en los crímenes, hay que buscarla en el beneficiario, en el gran capital norteamericano que ha encontrado en el comercio de los alimentos un lugar seguro y muy rentable.
En contra de lo que podría pensarse, el precio de los alimentos no se fija en los países productores, sino en las principales Bolsas mundiales, allí es donde se trafica con las cosechas. En la más importante, la Chicago Board of Trade, se fijan los precios del trigo, maíz, azúcar o sorgo.
A través de los “contratos de futuro”, grandes bancos y fondos de inversión se hacen, por adelantado, con los derechos de las cosechas que van a producirse y pueden manipular los precios.
En la citada bolsa de Chicago, un solo fondo de inversión adquirió el 15% de la producción mundial de cacao del próximo año, para después revenderla a un precio mayor. Así ocurre con cada uno de los alimentos básicos; sobre ellos se ha levantado una gigantesca ingeniería financiera que, al ritmo que sube sus precios, extiende las hambrunas y multiplica los beneficios de los grandes capitales, especialmente el norteamericano.
Grandes bancos de EEUU como Goldman Sachs o Morgan Stanley, junto al británico Barclays, encabezan la lista de los que más dinero han ganado jugando con el precio de los alimentos. Sólo Goldman Sachs ganó con esta práctica, más de 1.100 millones de euros en 2009. Así, el montante de los fondos de inversión alimentarios se ha multiplicado por 20 en sólo 5 años, pasando de 13.000 millones de dólares en 2.003 a 260.000 millones en 2.008.
La afluencia de capitales a este negocio está provocando que los alimentos de primera necesidad, alcancen precios récord, tal y como advierte la FAO, la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU. De conjunto, se han encarecido en un solo año un 40%. Pero muchos productos básicos lo han sobrepasado: el trigo es un 80% más caro que hace un año, el maíz un 74%, azúcar, aceites y grasas han duplicado su precio.
Las consecuencias: aumento en 44 millones al año del número de personas que sufren daños permanentes provocados por la malnutrición y previsiones de entre 200.000 y 400.000 muertes infantiles más cada año hasta 2015. Son entre 1,4 y 2,8 millones de niños asesinados para que Goldman Sachs o Morgan Stanley sigan amasando multimillonarios beneficios con el tráfico mundial de alimentos.
En el último año la producción ha subido un 3,3% y el consumo sólo un 1,4%; sin embargo, el precio de los cereales escaló un 80%.
¿Por qué se ha disparado entonces el precio de los alimentos?
La solución, como en los crímenes, hay que buscarla en el beneficiario, en el gran capital norteamericano que ha encontrado en el comercio de los alimentos un lugar seguro y muy rentable.
En contra de lo que podría pensarse, el precio de los alimentos no se fija en los países productores, sino en las principales Bolsas mundiales, allí es donde se trafica con las cosechas. En la más importante, la Chicago Board of Trade, se fijan los precios del trigo, maíz, azúcar o sorgo.
A través de los “contratos de futuro”, grandes bancos y fondos de inversión se hacen, por adelantado, con los derechos de las cosechas que van a producirse y pueden manipular los precios.
En la citada bolsa de Chicago, un solo fondo de inversión adquirió el 15% de la producción mundial de cacao del próximo año, para después revenderla a un precio mayor. Así ocurre con cada uno de los alimentos básicos; sobre ellos se ha levantado una gigantesca ingeniería financiera que, al ritmo que sube sus precios, extiende las hambrunas y multiplica los beneficios de los grandes capitales, especialmente el norteamericano.
Grandes bancos de EEUU como Goldman Sachs o Morgan Stanley, junto al británico Barclays, encabezan la lista de los que más dinero han ganado jugando con el precio de los alimentos. Sólo Goldman Sachs ganó con esta práctica, más de 1.100 millones de euros en 2009. Así, el montante de los fondos de inversión alimentarios se ha multiplicado por 20 en sólo 5 años, pasando de 13.000 millones de dólares en 2.003 a 260.000 millones en 2.008.
La afluencia de capitales a este negocio está provocando que los alimentos de primera necesidad, alcancen precios récord, tal y como advierte la FAO, la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU. De conjunto, se han encarecido en un solo año un 40%. Pero muchos productos básicos lo han sobrepasado: el trigo es un 80% más caro que hace un año, el maíz un 74%, azúcar, aceites y grasas han duplicado su precio.
Las consecuencias: aumento en 44 millones al año del número de personas que sufren daños permanentes provocados por la malnutrición y previsiones de entre 200.000 y 400.000 muertes infantiles más cada año hasta 2015. Son entre 1,4 y 2,8 millones de niños asesinados para que Goldman Sachs o Morgan Stanley sigan amasando multimillonarios beneficios con el tráfico mundial de alimentos.
El artículo completo, que describe el criminal negocio a costa de vidas humanas, pueden leerlo aquí.
en los últimos tres meses, según la ONU, han muerto 29.000 niños somalíes.
8 comentarios:
Comercian con las vidas humanas como si fueran ladrillos. Les da igual. Sólo importa el dinero, aunque ello lleve implícito el genocidio.
12 de agosto de 2011, 11:35Besos
Salud y República
Esto no tiene nombre.O mejor sí:¡criminalidad!
12 de agosto de 2011, 12:04Y cada día peor.Y cada día la total degradación del ser humano.
Besos y buen día
Poco se puede añadir.
12 de agosto de 2011, 12:04saludos
Por eso vale de tan poco nuestra buena voluntad. El hambre hay que combatirla desde el origen: exigiendo a los gobiernos que se acabe la venta de armas y que las multinacionales dejen de saquear y empobrecer a los más débiles.
12 de agosto de 2011, 15:39Es cierto que la especulación con el precio de los cereales hoy está siendo una de las principales causas por las que se encarecen los alimentos, sobre todo porque desde hace unos años la producción agraria también está destinada a satisfacer las demandas de combustibles alternativos, como lo es el biodisel -muchas veces a partir de plantas comestibles -y encima, sin considerar el impacto negativo
12 de agosto de 2011, 15:52(según la wiki: El impacto ambiental y las consecuencias sociales de su previsible producción y comercialización masiva, especialmente en los países en vías de desarrollo o del Tercer y Cuarto mundo generan un aumento de la deforestación de bosques nativos, la expansión indiscriminada de la frontera agrícola, el desplazamiento de cultivos alimentarios y para la ganadería, la destrucción del ecosistema y la biodiversidad, y el desplazamiento de los trabajadores rurales.
Se ha propuesto en los últimos tiempos denominarlo agrodiésel ya que el prefijo «bio-» a menudo es asociado erróneamente con algo ecológico y respetuoso con el medio ambiente. Sin embargo, algunas marcas de productos del petróleo ya denominan agrodiés el al gasóleo agrícola o gasóleo B, empleado en maquinaria agrícola.)
A todo esto se le suma el avance de las multinacionales sobre las extensiones de tierra fértil, expulsando a los nativos del territorio que solían ocupar.
Como se ve, la solución de estas tragedias no pasan por los gobiernos locales sino que sobrepasan las fronteras y nos alcanzan en responsabilidad a todos.
es imperioso actuar para detener y cambiar estos abusos que tanto daño hacen a los más pobres.
Un abrazo.
Hace unos dias los medios decían que la culpable era la sequía, y recientemente, las lluvias torrenciales, la naturaleza. Dan ganas de mandar todo al cuerno.
12 de agosto de 2011, 23:29Un saludo.
Pareciera que no puede ser verdad. Este tipo de noticias no solamente asquean... asquean y duelen, Ciber. Así es el ser humano de perverso, pero así de generoso también a veces. La denuncia es necesaria, y es necesario también que salga lo mejor de nosotros mismos para contrarrestar tanto horror. No es retórica: nada más horrible que ésto, nada más estomagante cuando detrás se encuentran los intereses de algunos, de tantos. Es necesario ver las causas, analizarlas, no disfrazarlas, sino nos quedaríamos en una condena bienintencionada pero nada doliente, como la condena papal, todo buenas palabras y en el fondo, nada de rabia. Y ahora que hablamos del papa, he visto por la tele la movida madrileña de este verano. No os envidio: al contrario, me solidarizo enormemente. Veniros para acá, que os recibiremos con los brazos abiertos. Un abrazo.
13 de agosto de 2011, 0:44Fíjate, yo soy de Murcia y puedo decir que la gente se ha volcado con lo de Lorca. Se han volcado con gente que se ha quedado sin casa; ahora, veo que a la gente les importa tres leches unos negros que no tienen ni casa, ni electricidad, ni agua, ni hospitales, ni escuelas...Viva la coherencia.
14 de agosto de 2011, 8:53Publicar un comentario