No se, pero algunas cosas terminan antes de lo que quisieramos. Ya mañana, a última hora, comienza mi regreso hacia el asfalto madrileño.
Es verdad que llevo una temporada que le tengo como rechazo. Es un rechazo simulado. Les explico. Es un rechazo producido por el exceso: exceso de calor, exceso de ruido, exceso de trabajo. Exceso en definitiva.
Les cuento que es un rechazo simulado porque a pesar de lo que a mi me gusta la naturaleza, y es cierto que me entusiasma, ya no me vería viviendo fuera de Madrid. Le añoraría demasiado. Sus teatros, sus cines, mis librerías preferidas, sus conciertos, sus rincones escondidos, sus pequeños y maravillosos restaurantes. Sí, creo que ya no podría vivir sin ello.
Ah! pero les cuento. Cuando me toque el euromillón de turno, que seguro que tocarme que me toca, entonces si que lo tendré resuelto. Para aquellos malpensados les aclaro que cuando hablo del "euromillón" me refiero a eso con pinta de euro.
Bueno, pues cuando me ocurra eso, tendré: una casa norteña, otra escondida en el barrio de Santa Cruz de Sevilla (por aquello de "recordando mi niñez"), mi casa madrileña... Estarán todos ustedes invitados. Unos días aquí, otros allá... Mientras esto llega, sigo pensando en las maravillas que, sin duda, me ofrecerá mañana a mi llegada a Madrid.
¿Por qué esta reflexión? Porque una de mis habilidades, totalmente necesarias para la supervivencia sonriente y afable, es adelantarme a los acontecimientos viendo qué cosas buenas puedo encontrar en la nueva etapa y así no resistirme a su llegada.
Lo quiera o no lo quiera, mañana vuelvo a Madrid. Ay! Puff!
¿Qué me encontraré? ¿Encontrarme, encontrarme, encontrarme...? Creo que calor, muchos más coches, un montón de reuniones.... ah! pero allí... allí está mi casa... mi casa...
Yo ahora me voy disfrutar de mi última cena alavesa. A la salud de todos ustedes.
Les dejo con un chotis
Es verdad que llevo una temporada que le tengo como rechazo. Es un rechazo simulado. Les explico. Es un rechazo producido por el exceso: exceso de calor, exceso de ruido, exceso de trabajo. Exceso en definitiva.
Les cuento que es un rechazo simulado porque a pesar de lo que a mi me gusta la naturaleza, y es cierto que me entusiasma, ya no me vería viviendo fuera de Madrid. Le añoraría demasiado. Sus teatros, sus cines, mis librerías preferidas, sus conciertos, sus rincones escondidos, sus pequeños y maravillosos restaurantes. Sí, creo que ya no podría vivir sin ello.
Ah! pero les cuento. Cuando me toque el euromillón de turno, que seguro que tocarme que me toca, entonces si que lo tendré resuelto. Para aquellos malpensados les aclaro que cuando hablo del "euromillón" me refiero a eso con pinta de euro.
Bueno, pues cuando me ocurra eso, tendré: una casa norteña, otra escondida en el barrio de Santa Cruz de Sevilla (por aquello de "recordando mi niñez"), mi casa madrileña... Estarán todos ustedes invitados. Unos días aquí, otros allá... Mientras esto llega, sigo pensando en las maravillas que, sin duda, me ofrecerá mañana a mi llegada a Madrid.
¿Por qué esta reflexión? Porque una de mis habilidades, totalmente necesarias para la supervivencia sonriente y afable, es adelantarme a los acontecimientos viendo qué cosas buenas puedo encontrar en la nueva etapa y así no resistirme a su llegada.
Lo quiera o no lo quiera, mañana vuelvo a Madrid. Ay! Puff!
¿Qué me encontraré? ¿Encontrarme, encontrarme, encontrarme...? Creo que calor, muchos más coches, un montón de reuniones.... ah! pero allí... allí está mi casa... mi casa...
Yo ahora me voy disfrutar de mi última cena alavesa. A la salud de todos ustedes.
Les dejo con un chotis
17 comentarios:
Mmmmm, pues yo adoraría vivir fuera de la urbe. Creo que apenas echaría nada de menos.Feliz regreso, Carmencilla.
23 de agosto de 2009, 21:22Las salidas son maravillosas, pero también la vuelta "a casa" que es mucho más que un techo. Estoy segura que Madrid te espera con sus brazos abiertos y con una ola de aire fresco.
23 de agosto de 2009, 21:41un montón de besos
Querida Carmen
23 de agosto de 2009, 22:20De siempre se ha dicho
¡De Madrid al cielo!
Lo que se añora es la casa de uno/a aunque se esté muy bien en otros lugares.
Sinceramente,yo sería incapaz de vivir en una gran ciudad como Madrid.
¡Bienvenida!
Un beso
Cuando llegues a Madrid CARMEN mía VAN a hacerte emperatriz de Lavapies Y adornarte con claveles la Gran Vía Y bañarte con vinillos de: L.... EJEM me callo.
23 de agosto de 2009, 22:45En Chicote un agasajo postinero Con la crema de la BLOGOCOSA Y la gracia de un piropo retrechero más castizo que la Calle de Alcalá. Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que NO nací, por algo te hizo Dios la cuna del requiebro y del chotis. Madrid, Madrid, Madrid, En GIRONA se piensa mucho en ti, por el sabor que tienen tus verbenas, por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí y vas a ver lo que es canela fina y armar la tremolina cuando llegues a Madrid CARMEN Hermosa!!!
Me he permitido esta licencia, con este chotis...Cantado por una Mejicana..
Hoy te dejo un montón de Apapachos ( besitos y abrazos mejicanos) et mille baisers.. Estoy sobria ;-) no te preocupes...
¡Bienvenida al "hogar"
23 de agosto de 2009, 23:54Seguro que el calor ni lo notas ante la expectativa de recorrer de nuevo sus librerías, calles, teatros... A mí también me encanta.
Esperamos que te toque el euromillón y nos damos por invitados. :-)
Un beso
Pues te encontrarás lo de siempre, calor, algunos atascos, muchas obras, turistas, japoneses que todo lo fotografian, etc.
24 de agosto de 2009, 0:00Yo no añoro Madrid, porque no me gusta el bullicio, ni las prisas, ni el ruido, ni los malos humos, ..., aunque me guste de vez en cuando escaparme de esta Rivas para pasear por algunos de sus barrios.
De todas maneras bienretornada, aunque no nos has dado la oportunidad de añorarte ya que no te has ido, has estado en tu casa todo el tiempo.
Salud, República y Socialismo
Tu regreso será muy tranquilo, pues las calles deben estar muy solas aún pues todavía es Agosto, encontrarás tu cama más deliciosa que ninguna otra, y los rincones de tu casa te recordarán un sinfín de cosas agradables.
24 de agosto de 2009, 5:28Espero que hayas descansado y disfrutado bastante.
Un saludo.
La verdad es que se disfruta mucho cuando sales pero también cuando regresas a casita.
24 de agosto de 2009, 6:40Besos
Uno que es de Madrid, como Pichi, cada vez me agobia más Madrid, pero también la añoro. De vez en cuando quiero tenerla cerca y ver una exposición, o ir al cine, o ver a mis amigos y familia.
24 de agosto de 2009, 7:40Por eso intento compartir mi tiempo entre la Kabila tarraconense, aislada y tranquila, y mi sitio en Rivas, que está a tiro de piedra de Madrid, pero a las afueras.
Casualmente tú estás llegando hoy a Madrid y yo mañana estaré en Rivas. Signo de que el verano se va acabando.
Que vuelvas bien, y que este pequeño paréntesis hasta tus próxima huida sea breve y agradable.
Un beso
Salud y República
Que disfrutes al máximo de tu última cena alavesa Carmen.
24 de agosto de 2009, 9:50Que vuelvas bien!!
Besitos
Sara
Entiendo perfectamente esa especie de relación amor/odio y perdóname el tópico.
24 de agosto de 2009, 9:54Yo vivo fuera de Madrid y, a estas alturas, me considero incapaz de vivir allí dentro. Sería mi final.
Sólo voy a trabajar y, muy de vez en cuando a comprar, casi siempre algún libro o algún disco que, previametne, he encargado, para no tenr que perder mucho tiempo.
Alguna vez, cada vez menos, me doy una vuelta por el Fnac, pero ya te digo muy de vez ( ya van tres en el mismo párrafo) en cuando.
Vivo en un pueblillo de 15.000 habitantes y soy reltivamente conocido. Saludo a la gente cuando nos encontramos por la calle. Me produce cierta satisfacción poder pararme en mitad de la plaza mayor a charlar un rato con ¡el alcalde!.
En fin, de todas formas, cuando me llegue la edad de la "kabilanoindia", léase jubilación, me buscaré un rincón en Girona y allí pasaré el resto de mi vida, junto al mar.
besos Carmen y bienvenida.
Uno debe ser feliz allí donde está su hogar. Y ese hogar no se construye de un día para otro, hay que hacerlo pacientemente, amando cada rincón cada día. La felicidad está entre las cosas que amamos. Como ET: mi casa.
24 de agosto de 2009, 10:37Y, por aquí se dice "miña casiña, meu lar" (mi casita, mi hogar).
Madrid te recibirá como recibe atodo el mundo, con los brazos abiertos. Que te voy a decir yo de la ciudad más maravillosa del mundo. Vamos a tener que hablar largo y tendido de Madrid, tu y yo, y demostrarte que somos nosotros muchas veces quienes le miramos mal. Si te agobian las prisas, parate. Si te agobia el calor del asfalto, míralo tras el escaparate de un bar con una cañita bien fria. Si...
24 de agosto de 2009, 11:41Vive Madrid, ya verás como no te falla.
Carpe Diem
Si quitáramos las obras innecesarias, que son muchas, si nos libráramos de las ambiciones de muchos políticos y su ineptitud para gestionar esta ciudad, si quitáramos coches de la calle, si consiguiéramos que las autoridades pensasen (de verdad) en lo que a los habitantes de la ciudad les conviene... Esto sería más habitable.
24 de agosto de 2009, 12:24Tenemos muchas opciones de recreo, de trabajo, de compras, de reuniones, pero también muchos inconvenientes. Sopesando unas y otros, a cada cual le toca elegir si quedarse aquí o emigrar.
Yo me quedo, claro. Aunque eso de tener una casita fuera para irte a respirar de cuando en cuando... vamos, que me apuntaría
Me gusta que seas positiva y que reconozcas el síndrome de Estocolmo que tienes con Madrid. Creo que nos pasa a todos, de una u otra forma. Bien está descansar en la casa del norte o donde sea, pero llega un momento que uno echa de menos la gran ciudad de la que el resto del año echa pestes.
24 de agosto de 2009, 21:07Un abrazo y buena vuelta.
Que pronto se termina lo bueno nenita,ahora de nuevo al curro y aquí no ha pasado nada, pues bienvenida a tu ciudad y ya me llamarás cuando te toque el euromillón !!Besitos.
25 de agosto de 2009, 10:39Pues bienvenida, doña Carmen. Yo creo que Madrid no es ya un sitio definido, su propio tamaño lo hace inviable como tal. Pasa con cualquier ciudad que sobrepasa cierto tamaño: cuando pensamos en ella lo hacemos en realidad con la mente ocupada por una idealización.
25 de agosto de 2009, 22:56Yo, por ejemplo, identifico Madrid con el barrio en que nací y viví los primeros veinte años, Lavapiés. Pero el Lavapiés que ahora existe me resulta ajeno, así que mi barrio es una suerte de utopía.
Tiene sus desventajas, claro está, pero también enormes ventajas: el barrio que uno tiene en la cabeza no lo cambia ni Dios, y asín puede sobrevivir aquella tabernita, la tienda de ultramarinos, la mercería o la covacha donde vendían... ¡pan rallado! Sólo pan rallado... ¡¡qué antigüedad!!
Un saludo.
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